18 de febrero de 2012

Filosofía: El inicio de la Filosofía.

EL INICIO DE LA FILOSOFIA.


¿Cuál es el momento inaugural de la filosofía?

La filosofía se inaugura cuando aparece el primer fruto de la actitud admirativa : el momento en el que nos damos cuenta de la existencia de lo "extratemporal".
Correlativamente, se ha puesto en marcha nuestra capacidad de verdad.
En ese instante sabemos que existe la verdad.

En efecto, si podemos hablar de la verdad y de la verdad del ser, es porque descubrimos que hay algo que no cambia, que es extratemporal. Si todo fuera variable y temporal no podría hablarse de la verdad. Todo sería relativo.

La realidad, sin embargo, está fundada de una manera estable, fuera del tiempo.

Los entes tienen una verdad. Conocemos lo que las cosas son “en sí”, la inseidad de los entes que los filósofos llamaron esencia (ousía). La verdad es el desvelarse del ser.

El ente posee en sí mismo su propia consistencia verdadera, y ese ser íntimamente "verdad" es a lo que se llamará, y aún se llama, esencia de una cosa.

No hablamos aquí de la verdad en cuanto conocida por nosotros, sino de la verdad de las cosas. La verdad onto-lógica.

Hemos descubierto lo extratemporal y su correspondencia en nuestra mente. ¡Existe la verdad!


¿Cómo aparece la verdad al inicio de la filosofía?

Lo primero que el filósofo descubre es la estabilidad del ser. Lo que no es mordido por el tiempo. Al admirarse ya ha "caído" en la filosofía.

Simultáneamente, se da cuenta de que él "es capaz" de conocer la verdad del ser, su estabilidad, su ser extratemporal. Hay también en mí algo intemporal que me permite entender lo que no cambia.

Ha descubierto lo extratemporal y su correspondencia en nuestra mente. ¡Existe la verdad!

La verdad, en cuanto que es conocida y la verdad de las cosas o verdad ontológica, coinciden.

La verdad es en sí misma, fuera de mi mente. Es la verdad que podemos llamar ontológica. La verdad del ser o esencia de las cosas.

Y la verdad en cuanto que es conocida, en mi mente, también es inmutable, extratemporal.

Platón, idealista, llama urános, al lugar donde está la verdad, donde están las ideas.

Idea es el término que utilizamos para designar las esencias estables de las cosas, la verdad de los entes, en cuanto que conocidas por la mente.

Pero las ideas no son buñuelos. No están en un lugar. Su realidad es intencional.




¿Son las esencias meramente ideas?

No. Las esencias no son ideas en el aire.
Son la verdad de las cosas. Y esa verdad coincide con la verdad en mi mente.
Mi idea de las cosas tiene su fundamento en la realidad de las cosas.

Las esencias no son globos de colores. No son ideas al viento, que se nos escapan.

Cada cosa tiene su sentido, su fundamento.

Quien no busca la verdad es un superficial.

Como decía Ortega, lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa.
Es una descripción bastante clara de una situación superficial. Funcionamos de acá para allá sin la continuidad de lo estable. Hemos perdido el control de nuestras ideas, de la racionalidad. No tenemos fórmulas aplicables al fondo de los asuntos, a lo estable. Vivimos ciegos al sentido eterno de lo real. El fondo permanece obturado.

El filósofo saca su candil y busca.
Vislumbrar la verdad de las cosas es atisbar el fondo de cada cosa, el lugar que ocupa en la realidad.

Si no filosofamos vivimos jugando al billar sin conocer el sentido del color y del brillo de cada bola, en el puzzle del Amor.


¿Qué tiene que ver la esencia con el fundamento?

Tras la admiración, el primero de los grandes "temas" de la filosofía es el fundamento.

La filosofía primera es conocimiento del fundamento, de lo primero, de aquello de dónde se genera la realidad.

El fundamento sustenta, y la realidad se constituye como verdadera (verdad ontológica, o verdad en sí, o inseidad, o esencia de las cosas, o la verdad de las cosas, que coincide y coincidirá con la verdad en cuanto que conocida, o las esencias "conocidas" por la mente, o la intencionalidad de semejanza de las cosas en mí).

Las esencias están fundadas. La esencia es la verdad de la realidad.

Llamamos entes a los seres reales.
Y esencia viene de essentia, que es la versión latina de ousía, un abstracto del participio presente del verbo einai. Esencia es lo que es, del ente.

La palabra esencia nos recuerda que los entes, la realidad, tiene algo profundo que la sustenta.

A la verdad del ente no le gusta exhibirse, está retraída.

La esencia es el meollo, el intríngulis. Tiene muchos busilis, es muy de ponderar.


¿Es lo mismo pensar y ser?

La sentencia de Parménides "pues lo mismo es pensar y ser" puede entenderse como una primera formulación de la admiración.

Ese "lo mismo" quiere decir, en último término, que lo estable que existe en el hombre coincide, se corresponde, está abierto, a la verdad del ente, a lo que existe de estable en la realidad exterior al hombre ; por eso, a la metafísica también se le puede llamar ontología, estudio del ser y del pensar.

Esta manera de ver las cosas muestra cómo Polo sabe apreciar y sacarle partido hasta a su mayor enemigo, Parménides.


(Parménides ha descubirto la actualidad, formulándola como "ente").

El principio de la filosofía es la admiración, descubrir que existe lo estable, el firmamento estrellado.

El segundo paso es la puesta en marcha de la capacidad de verdad que es propia del alma humana. En nosotros hay algo que es también estable pues somos capaces de mirar y admirar el cielo.

Hay en mí algo que, estando en el tiempo, es también intemporal. Algo que puede medir la realidad : mi mente (mensura). Pero lo que hay en mí no es lo mismo que lo que admiro.

No es lo mismo pensar y ser.
Porque no es lo mismo el ser del universo que el ser personal.
El ser del universo sencillamente es.
El ser personal es "además".


¿Por qué el filósofo se hace preguntas?

Porque para avanzar en Filosofía debemos plantearnos las dificultades.

El primer momento de la Filosofía es la admiración.

Después viene la puesta en marcha de la capacidad de verdad que es el alma.

Y entonces, en tercer lugar, avanzaremos con el planteamiento de dificultades. Haciéndonos preguntas.

Hay dificultades tontas que se plantean por no entender, y se prolongan en disensiones inacabables.

Lo difícil no es sólo resolver las dificultades, sino acertar a bien plantearlas.

Seguramente el planteamiento de Nietzsche es equivocado porque se pone a criticar, a resolver los problemas, sin haber sabido antes formular el misterio, poético, que se encierra en las preguntas.


¿Qué le pasa al filósofo tras la admiración?

Tras la admiración, el filósofo pone en marcha energías interiores que antes no sospechaba.

Se da cuenta de su capacidad de verdad.

Después, plantea las dificultades que, al resolverlas, harán más bella la verdad, al manifestar su coherencia.




¿Cuál es quizá la primera dificultad que encuentra la filosofía?

Si la filosofía comienza con el descubrimiento de lo estable, de lo que no es mordido por el tiempo, la primera dificultad será, probablemente, explicar el ente móvil, los cambios, la pluralidad.


¿No caemos en el idealismo si decimos que verdad y ser se convierten?

Para evitar el idealismo, Aristóteles acentúa la prioridad de la realidad.

El modo filosófico de mentar la realidad es la noción de ente.

Las cosas, en cuanto que son reales, se llaman entes.

Aristóteles utiliza la palabra ousía para decir que los entes no son meramente ónticos.

Ousía es un abstracto del participio de presente del verbo einai. Es como señalar que la realidad es verdadera, que el ente es onto-lógico, posee en sí mismo su propia consistencia verdadera.

Las verdades no están en el mundo de las ideas, sino en las cosas.

Y ese ser verdad es la esencia, la ousía, que se vierte al latín con la palabra essentia. Esencia es la verdad de cada cosa, su ser en sí, verdadero. (La verdad es el desvelamiento del ser).

Ente verdadero como ousía no es exactamente lo mismo que la entidad que corresponde a la verdad sólo en cuanto conocida. La verdad en mi mente es también real, pero una realidad veritativa. Es el ser veritativo, distinto del ser ontológico.

Ser y verdad se convierten pero distintamente en las cosas (entes reales) y en mi pensamiento (ser veritativo).

No somos, pues, idealistas. Las ideas están en el pensamiento y las cosas tienen su verdad.

Mi pensamiento es verdadero si coincide con la verdad de las cosas.




¿Qué es el universal?

El universal es uno de los primeros descubrimientos de la filosofía.

Aristóteles lo atribuye a Sócrates y resalta su importancia.

Cada cosa es su verdad, su esencia.

Cada cosa es una idea que existe en la realidad, un ente.

Pues bien, la esencia, en cuanto que subsiste "en muchos" entes se llama universal (tò kathólou)

Y esa esencia, en cuanto que es principio de operaciones, se le llama naturaleza. Por ejemplo, nuestra naturaleza es humana porque nuestra esencia es capaz de operaciones humanas.

Los humanos, cada uno, tenemos la misma naturaleza : mujeres, hombres, niños, embriones humanos…, y hasta los bandidos, somos semejantes.





¿Cuándo se transforma la filosofía en ontología?

Desde muy pronto.

Lo que el filósofo admira es lo que no cambia : la esencia, el meollo, la ousía de las cosas.

Tras la admiración ante lo intemporal, nos damos cuenta de que los entes tienen una verdad. No se dan a lo bruto.

Esa verdad de las cosas hace que el ente no sea meramente óntico, sino onto-lógos, ontológico.

Desde entonces la filosofía, además de admirarse ante lo real, ante lo que no cambia, trata de las esencias.

La realidad es prioritaria. Pero el filósofo hace con ella una onto-logía de lo esencial.
No es un guardia urbano. No es un turista.
Es más bien poeta, artista.


¿Por qué la filosofía no se queda en el estudio de las esencias, sino que busca el modo de relacionarlas?

Porque una vaca solitaria es imposible. Por esencial que sea, la vaca guarda relaciones.

Estamos en un momento histórico complejo que nos inclina a admitir la interdependencia, aunque no sabemos de qué manera
(y no lo sabemos porque el planteamiento científico positivista no permite saberlo, al mirarlo todo por un canuto). Hay que ampliar la razón.

El reto es descubrir cómo "todo" tiene que ver con "todo".

Contemplar. Contemplativos de la esencia. Contemplativos del orden, como dice Tomás de Aquino.



¿Por qué el planteamiento de Nietzsche es equivocado?

Seguramente porque antepone la crítica a la construcción poética.

El primer momento de la filosofía es la admiración, y el segundo, la puesta en marcha de las energías que antes no se sospechaban (ante todo nuestra capacidad de verdad).

El tercer momento es el planteamiento de dificultades.

Nietzche empieza por la crítica.


¿Hacen falta filósofos?

Más que nunca.

La ciencia, con su método analítico, ve la realidad en orden disperso. Cada uno con su canuto.

Los efectos secundarios (que hace peor el remedio que la enfermedad) aparecen no sólo en medicina, sino también en economía, ecología, educación y en cada disciplina.

Se necesitan pensadores que abarquen, en síntesis, las distintas relaciones de la realidad.




¿Debe el filósofo hacer balance?

Todo filósofo necesita hacer un balance para incorporar la herencia de la filosofía anterior.

Incluso el enano, al subirse a los hombros de un gigante, conseguirá ver más lejos.

A veces, si el balance se hace de manera erudita, resulta un pensamiento acartonado.

Heidegger dice que entonces es una tradición rígida.

Heidegger se propuso romper esa rigidez, aportando su contribución a la filosofía. Lástima que en él siempre se va de lo claro a lo oscuro, y nunca al revés.

La filosofía es vida para el hombre. Querer ser original es marchitarse. La vida se vive por dentro, pero unidos a la savia de la historia, subidos en nuestra situación.

Cada uno debe hiparse. El balance no es contabilidad, sino meterse en un río.




Leonardo Polo : Pensador español de inspiración aristotélica que ha trabajado, sobre todo, los campos de la teoría del conocimiento, la metafísica y la antropología. También ha publicado estudios sobre pensadores modernos como Descartes, Kant, Hegel o Nietszche. Su descubrimiento noético, llamado “abandono del límite mental”, permite acceder cognoscitivamente con mayor alcance al ser y esencia extramentales y al ser y la esencia humanas, asi como a la trascendencia divina.

1. Semblanza
Filósofo español (Madrid, 1926), Catedrático de Historia de la Filosofía (1966), ha sido profesor de la Universidad de Navarra desde 1954 hasta nuestros días. Reluce en su pensamiento un profundo conocimiento de los grandes pensadores que han conformado la historia de la filosofía occidental, y que hace de contrapunto a su original propuesta filosófica. Sus escritos y sus inéditos son de inspiración aristotélica, pero, en el fondo, él se considera un tomista rebelde, en tanto que intenta proseguir los hallazgos más importantes de Tomás de Aquino, en especial su distinción real entre acto de ser (actus essendi) y esencia (essentia) en todo lo creado, y esclarecerlos no sólo en metafísica, sino especialmente en antropología.
Polo ha trabajado las diversas vertientes y materias de la filosofía (Introducción, Ética, Psicología, Historia de la Filosofía en sus diversas épocas –Antigua, Medieval, Moderna y Contemporánea–, Lógica, Filosofía Política, Textos filosóficos, etc.), pero los campos en los que más destaca son: Teoría del conocimiento, Metafísica y Antropología. Ha enseñado en algunas universidades españolas (Navarra, Sevilla, Málaga, etc.), europeas (Santa Croce –Roma–, Palermo –Sicilia–, etc.), así como latinoamericanas (Panamericana –México–, La Sabana –Colombia–, Piura –Perú– y Los Andes –Chile). Hasta el momento ha publicado 37 libros y 53 escritos menores (opúsculos, colaboraciones en libros colectivos, artículos, entrevistas, prólogos, etc.), pero la mayor parte de su producción intelectual sigue inédita.
Sobre su pensamiento se han celebrado dos congresos internacionales, se han publicado más de 20 libros y 200 artículos, multitud de reseñas; unos 30 trabajos de investigación y tesis doctorales y, asimismo, aparecen periódicamente dos revistas filosóficas, una en red, Miscelanea Poliana, perteneciente al Instituto de Estudios Filosóficos Leonardo Polo con sede en Málaga, y otra impresa, Studia Poliana, que depende del Departamento de Filosofía de la Universidad de Navarra.


2. Obras
Antes de indicar sus obras sobre los tres campos temáticos más relevantes ya aludidos, es pertinente mencionar aquellas publicaciones suyas centradas en determinados filósofos, las cuales se pueden incluir dentro del campo de historia de la filosofía. Las más relevantes son Evidencia y realidad en Descartes, Hegel y el posthegelianismo y Nietzsche como pensador de dualidades. En segundo lugar se puede mencionar La crítica kantiana del conocimiento.
En cuanto a la tradicionalmente llamada gnoseología, Polo aborda esta disciplina con mucha profundidad y detalle en su extensa obra en cuatro amplios volúmenes del Curso de teoría del conocimiento. Junto a ella, se puede destacar El conocimiento del universo físico, recopilación de diversos cursos de doctorado ya publicados aisladamente con antelación.
Por lo que respecta a la metafísica, sus libros más importantes son El acceso al ser y El ser. En segundo lugar se puede tener en cuenta un libro que puede servir de acceso, desde el punto de vista histórico, a los temas de la metafísica: Nominalismo, idealismo y realismo.
Referente a la antropología —que, según Polo, es el tema culminar de su investigación filosófica—, sus publicaciones más importantes son los dos volúmenes de la Antropología trascendental: I. La persona humana, y II. La esencia de la persona humana. En este ámbito, puede servir también de referencia el libro Persona y libertad, recopilación de diversos cursos doctorales y otros escritos ya publicados por separado previamente. Asimismo, se puede tener en cuenta una obra suya breve e interesante: El yo.
Entre sus libros de divulgación cabe destacar los siguientes: Quién es el hombre, un espíritu en el tiempo (el más difundido hasta el momento); Introducción a la Filosofía (el más ordenado según su autor); Ética: hacia una versión moderna de temas clásicos; Presente y futuro del hombre; La persona humana y su crecimiento; Sobre la existencia cristiana; Antropología de la acción directiva y, por último, Ayudar a crecer. Cuestiones de filosofía de la educación (seguramente, el más sencillo de todos). Otro capítulo lo constituye sus escritos sobre empresa, una tradicional afición suya. La mayor parte de ellos no están todavía editados, pero de momento se puede contar con la publicación de Las organizaciones primarias y las empresas (Instituto de Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra).