16 de julio de 2011

"El hombre líquido" (Etica)

El hombre actual es "líquido", angustiado y muy temeroso En su último libro, Liquid Life, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman lleva a cabo un profundo y pesimista diagnóstico del individuo moderno: un ser continuamente angustiado, temeroso de cualquier atadura y a quien solo la velocidad y el número de contactos parecen ofrecer cierta seguridad. En la moderna sociedad líquida, escribe Bauman, profesor emérito de las universidades de Leeds (Inglaterra) y de Varsovia, no vale, en efecto, la experiencia, porque los desafíos y las circunstancias son siempre cambiantes, de modo que no da tiempo de que se solidifique nada. Tampoco les sirven de mucho las predicciones o extrapolaciones a partir de hechos pasados a los practicantes de ese nuevo tipo de vida precaria, sometida a condiciones de constante incertidumbre, escribe el sociólogo. Para Bauman, la civilización, el mundo ordenado en que vivimos, es una construcción frágil: patinamos sobre hielo y nos sentimos amenazados por todo tipo de desastres: desde los naturales, como los tsunamis, hasta la gripe aviar o el terrorismo. Pero no existe el miedo tan solo a los desastres colectivos, sino que ese se extiende también al individuo, que vive siempre con miedo de perder el tren, de verse excluido y de que le cuelguen la etiqueta que les ponen a los productos obsoletos, de dejar pasar una oportunidad que sabe que no va a tener más. La "vida líquida", que es objeto desde hace años de las investigaciones del profesor polaco de origen judío, no permite ataduras ni lealtades, sino que es una sucesión de nuevos comienzos: en el trabajo, en las amistades, en las relaciones amorosas. En las "sociedades líquidas", todo lleva fecha de caducidad. El bienestar y la propia supervivencia de sus miembros dependen de la rapidez de eliminación de los residuos. La característica de quienes se cansan en este tipo de sociedad, del trabajo, de las relaciones, de la casa o la vida que llevan, es que lo dejan todo y se van a la ciudad siguiente, para volver a comenzar desde cero. Y no solo eso, sino que el único objetivo de este tipo de individuos es sobrevivir y sacar el mayor provecho de todo sin que les importe lo que dejan en herencia a futuras generaciones. En definitiva, lo único que cuenta para esos individuos "líquidos" es la velocidad y no la duración: una sucesión de mundanas experiencias, de encuentros en veces virtuales -digitales o analógicos- que, en el transcurso de su vida corporal, son como el equivalente del infinito. (EFE). ¿Qué es la «vida líquida»? La manera habitual de vivir en nuestras sociedades modernas contemporáneas. Se caracteriza por no mantener ningún rumbo determinado puesto que se halla inscrpita en una sociedad que, en cuanto líquida, no mantiene por mucho tiempo una misma forma. Lo que define nuestras vidas es, por lo tanto, la precariedad y la incertidumbre constantes. Y el motivo de preocupación que más obstinadamente nos apremia es el temor a que nos sorprendan desprevenidos, a no ser capaces de ponernos al día de unos acontecimientos que se mueven a un ritmo vertiginoso, a pasar por alto las fechas de caducidad y vernos obligados a cargar con bienes u objetos inservibles, a no captar el momento en que se hace perentorio un cambio de enfoque y quedar relegados. Así, dada la velocidad de los cambios, la vida consiste hoy en una serie (posiblemente infinita) de nuevos comienzos... pero también de incesantes finales. Ello explica que en nuestras vidas resulte abrumadora la preocupación por los finales rápidos e indoloros a falta de los cuales los comienzos serían impensables. Entre las artes del vivir líquido moderno y las habilidades necesarias para ponerlas en práctica, librarse de las cosas cobra prioridad sobre el adquirirlas.

6 de julio de 2011

Metodología Científica Moderna. (FCT 2)

Metodología Científica Moderna: La Renovación.

Introducción:

Si la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de su reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la filosofía moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de partida de la reflexión filosófica. Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al final de la Edad Media, tanto de tipo social y político, como culturales y filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que han sido profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la filosofia renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad, fuera platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la razón.