10 de febrero de 2012

Etica: Una ética para argentinos.

Algo nos falta. Nos falta el nos. El nos de nos-otros. Ya no viene impuesto, debemos construirlo con actos de decisión y consenso, y con un poco de heroísmo también, porque eso de cercenarse pedacitos del ala duele.
Duele, sí, pero sólo así podemos comunicarnos, convivir, hasta alcanzar alguna plenitud de vida, y no de mero delirio palabrero.
Bronislaw Malinowski, en su obra Crimen y costumbre en la sociedad salvaje, muestra, estudiando diversas sociedades llamadas primitivas (las no colonizadas por nuestra ciencia y técnica, y nuestro individualismo) que se creía que salvaje era el que hacía lo que quería, pero resulta ser que esas sociedades, consideradas inferiores, son en verdad comunidades, y se distinguen de las nuestras precisamente por su alto grado de adhesión a rituales, costumbres, modos de ser normativos que constituyen el vínculo de la vida comunitaria, la moral.
Sidney Hartland, en Derecho primitivo, citado por Malinowski, escribe: "El salvaje está muy lejos de ser la criatura libre y despreocupada que nos pinta la imaginación de Rousseau. Por el contrario, se halla cerca por las costumbres de su pueblo, encadenado por tradiciones inmemoriales, no sólo en sus relaciones sociales, sino también en su religión, su medicina, su industria, su arte; en pocas palabras, en cada aspecto de su vida". Ese salvaje -así denominado por nosotros por todo lo que no sabe- es civilizado.
Léanse estas consideraciones acerca de la civilización de Ortega y Gasset: "¡Trámites, normas, cortesía, usos intermediarios, justicia, razón! ¿Quién vino a inventar todo esto, a crear tanta complicación?
"Se trata con todo ello de hacer posible la ciudad, la comunidad, la convivencia?Civilización es, antes que nada, voluntad de convivencia". En esa voluntad de convivencia, el yo soy como soy debe encuadrarse en el nosotros somos así y queremos vivir así y no de otra forma".


Jaime Barylko (1941-2002),"Etica para argentinos"