11 de noviembre de 2013

Filosofìa de la Ciencia y de la Tècnica 2

"Mucho Facebook, ¿poca concentraciòn?" En un anuncio televisivo actualmente en emisión, dos niños dibujan a sus familias. Uno de ellos dibuja a papá, mamá y a sus hermanos, todos con un móvil pegado a la oreja. Lo que el spot quiere transmitir es una oferta con acceso ilimitado al móvil. ¡Usad el móvil todo lo que queráis! ¡Correo electrónico, vídeos, Facebook, Instagram, WhatsApp! Pasamos muchas horas pegados a una pantalla. Por trabajo, pero cada vez más por placer, porque es útil para comunicarnos, nuestra prioridad. Comprobar si hemos recibido un nuevo mensaje electrónico (cosa que solemos hacer varias veces al día, obsesión recientemente bautizada como infobesidad), mantener varias conversaciones en grupo por WhatsApp, consultar confesiones y noticias a través de Facebook, Twitter y otras redes sociales… Y lo hacemos en todo momento: mientras vemos la televisión, comemos o incluso en plena obra de teatro (algunos teatros optan, en ocasiones, por permitir el uso del móvil durante la función para que compartan lo que ven en redes sociales). Todos (o la mayoría) hemos caído víctimas del influjo digital. Los menores también. En Estados Unidos y Alemania, los adolescentes pasan siete horas y media diarias usando medios digitales. Los menores leen mucho, pero han cambiado el soporte y lo hacen de manera diferente Algunos autores han alertado sobre los efectos que estos procesos tienen en la mente. Lo hizo Nicholas Carr, quien decidió abandonar la vida ultrainformada y se mudó a las montañas de Colorado, donde no había telefonía móvil e Internet llegaba mal, con su obra Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus, 2011). Y también Manfred Spitzer, director de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de Ulm y del Centro de Transferencia de Conocimientos para las Neuronas y el Aprendizaje, con Demencia Digit@l. El primero resumía así los efectos de Internet en sí mismo: “Pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se ha convertido en un esfuerzo”. ¿Le está pasando eso a más gente? ¿Le cuesta zambullirse en un libro o ha dejado de hacerlo por comprobar sus mensajes en Facebook? Spitzer, por su parte, escribe lo siguiente en su libro (editado en español por Ediciones B): “La afirmación de que la competencia en las nuevas tecnologías tenga una correspondiente repercusión positiva no ha sido demostrada en absoluto por el momento. Es estúpido también que justamente la neurociencia sospeche antes bien lo contrario. Y es que algunos estudios demuestran que el cerebro crece justo allí donde se utiliza. Y el enunciado al revés es también válido. Si no se utiliza el cerebro, entonces se atrofia”. A Spitzer le preocupa cómo afecta el aumento de la tecnología en el cerebro de los niños. Su opinión es que tener más acceso a estas pantallas no les viene bien: “La utilización de ordenadores en edades muy tempranas en la guardería puede motivar trastornos de la atención, y a una edad posterior, todavía en edad preescolar, puede conducir a trastornos de la lectura”. Desde la Federación de Editores de España, sin embargo, no creen que los menores lean menos. “Frente al tópico generalizado, es el sector más lector”, dice Antonio María Ávila, secretario de la federación, cuyo Anuario 2012 concluye que el 84,6% de los menores lee en su tiempo libre. “Y es lógico, están escolarizados al 100%. Pero hay dos tipos de lectura, una práctica y otra más reposada. Lo que sucede al leer digitalmente, a través de una tableta o del ordenador, es que uno siente más la necesidad de comentar lo que lee con todo el que pueda”. Un experto: “La lectura profunda se ha convertido en un esfuerzo” Eva Martín, madrileña de 13 años, está de acuerdo con Ávila. Ella juega a Minecraft en el ordenador, usa “mucho” Facebook y Twitter, pero también lee casi todas las noches un libro en la cama. “Tengo tiempo para leer y para comunicarme por WhatsApp. Son cosas distintas. Me gusta hundirme en la lectura. Ahora estoy leyendo Las lágrimas de Shiva, que es misteriosa e interesante. Me lo han pedido en el colegio. Y he escrito un cuento de 28 páginas de un niño que encuentra un anillo mágico, que es la puerta a una casa muy extraña”. ¿Se nota el cambio en los institutos? Según Amparo Torralbo, profesora de Lengua y Literatura en el IES Joaquín Araujo, de Fuenlabrada, se nota el cambio en su manera de escribir. “Me acuerdo de la primera vez que vi ‘catalán’ escrito con k. ¡Hay que ser burro!, pensé. Vemos errores gordísimos que pueden deberse a las nuevas tecnologías y veo que afecta a los chicos, a su expresión, porque te plantan una abreviatura enseguida”. En cambio, mantienen el nivel de lectura, afirma esta profesora. “Leen lo mismo que antes, pero de otra manera, se lo descargan en vez de comprar el libro físicamente. Cambian el soporte. Pero que lean o no depende más de sus gustos e intereses. Aunque muchos tienen una dependencia total del móvil”. Torralbo tiene un hijo adolescente al que le encanta jugar con la videoconsola y, como muchos padres, le ha puesto límites: solo puede usarla el fin de semana. Adriana Díaz, cacereña de 24 años, lee directamente desde su móvil. “Se ve peor que en papel, pero… Es una novela ligera tipo Cincuenta sombras de Grey que me recomendaron”. Díaz aporta otra pista: confiesa que le cuesta ver una película entera. “Es que son dos horas, se me hace difícil mantener la atención… Una serie se me pasa más rápido. Creo que hemos perdido la capacidad de concentrarnos. Todo se ha vuelto más rápido, más en pequeñas píldoras”. “Estamos pendientes de muchas cosas, pero sin llegar a solidificar nada”, dice un profesor José Antonio Luengo, psicólogo educativo, imparte clases de Técnicas de Comunicación en Educación en la Camilo José Cela y dice que, aunque la creencia generalizada es que vamos a peor, él no lo cree. “Es cierto que nuestros chicos pasan mucho tiempo enganchados a las pantallas y a las tabletas. Básicamente están desarrollando procedimientos de comunicación diferentes a los ordinarios, pero que también son importantes. Lo importante, lo que debemos estudiar, es si en la escuela se introduce y se trabaja de forma eficaz la interpretación de textos y la escritura en formato digital. Es importante que sigan manejando el libro en papel y de esto depende que en educación primaria lean textos y hagan resúmenes. Eso se hace y se va a seguir haciendo en la escuela”. No hay que mirar hacia otro lado porque los adolescentes viven en la era digital y se comunican con todo el mundo, opina Luengo. El experto cree que las escuelas tienen un reto, que es enseñarles habilidades para la lectura digital. “El profesor tiene que saber que hay una serie de habilidades que él puede aprender. Esa es una asignatura que tiene el docente también para la que no estamos suficientemente formados”. A pesar de todo, Luengo cree que el cambio no está afectando a la capacidad de lectura de los más jóvenes. “Sí están leyendo, aunque sea en el Facebook, están adquiriendo las claves de la lectura. Yo creo que nuestros chicos cuando elaboran un texto o hacen un comentario están poniendo negro sobre blanco sus ideas. Lo que sucede es que en la lectura en pantalla, la lectura profunda es incompleta. El problema es que pasamos demasiado tiempo en ese tipo de lectura y dedicamos menos a la más sosegada. La captura no es la misma cuando lees una página en papel sin interrupciones. En la lectura digital hay una cierta dispersión. Vas de una pantalla a otra, el texto te lleva a un vídeo y luego a un mapa, y la concentración es menor, aunque la cantidad de lectura es mayor”. Cómo mejorar la lectura digital Consejos elaborados por el psicólogo educativo José Antonio Luengo para mejorar la lectura digital de los jóvenes: - Cuando entre a través de la pantalla en un texto del que tenga que sacar conclusiones, no dude en seguir determinadas orientaciones del propio texto que te lleven a otras referencias, no dude en moverse siguiendo sus consejos. Pero hágalo con un cuaderno y un lápiz a mano para ir registrando ideas y observaciones. - Al terminar la lectura del texto, elabore un resumen de lo que ha leído en seis o siete líneas. No se vaya a la cama o a jugar con la videoconsola sin haberlo hecho antes. Si no ordena las ideas, las perderá y olvidará. - Después de haber sacado una idea, de haberte ido a otra página, de haber hecho un esquema, procura volver a leer el texto original en una situación en la que no interrumpa nada, sin pinchar los hipervínculos, como si estuviera leyendo en un libro. Según los expertos, hay un nuevo fenómeno que afecta cada vez a más personas: la atención parcial continua. Es lo que sucede cuando pasamos mucho tiempo ante una pantalla, “que estamos pendientes de muchas cosas, pero sin llegar a solidificar nada”, describe Luengo. “Algo así como ‘el que mucho abarca poco aprieta”. Para luchar contra el fenómeno, cree que debemos buscar un equilibrio. “El libro en papel nos permite una vida interior que es indispensable vivir y que no es tan fácil de experimentar cuando se está ante una pantalla que permite ir de un sitio a otro. Hay que equilibrar el abordaje de los textos. Porque la incapacidad que estamos observando en los alumnos les impide tener ese mundo interior. Es importante que interpreten bien lo que leen. Les digo, pinchad y leed, pero volved a la página original y haced anotaciones de lo que habéis leído”. Isidro Moreno, profesor de Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, incluye una nueva referencia: el conocimiento puzle. “Internet y todos los dispositivos móviles hacen que los jóvenes interpreten el mundo mediados por las tecnologías, se crea un conocimiento puzle o una sociedad mosaico. Mis alumnos manejan los medios con bastante soltura, pero se quedan solo en la parte externa de los medios, no profundizan. No les da tiempo, nadie les ha preparado y los profesores no estamos preparados en ver qué hay detrás”. “Todo esto va en detrimento de la lectura clásica, tradicional”, continúa Moreno. “Pero nos falta tiempo y sosiego para sentarnos y leer. Y cuando a los más jóvenes se lo facilitas, lo hacen, pero hay que facilitar que se dé esa situación y crearles la necesidad. Por suerte la gente joven es muy lista”. La gente que maneja libros electrónicos dedica más tiempo a leer que antes En la Fundación Sánchez Ruipérez han hecho varios estudios (en los que han participado 300 personas) sobre el impacto de la lectura digital en menores y adultos. “Desde 2008 defiendo que lo digital va a cambiar la forma de leer”, dice Luis González, director de la fundación, que explica sus conclusiones: “Esta fundación cree que lo importante no es obsesionarse con cuánto leen las personas. Todos los estudios que manejamos nos dicen que los niños leen más ahora que los de hace 10, 20 y 30 años, tanto en número de libros como en frecuencia. La gente que maneja libros electrónicos dedica más tiempo a leer que antes. Luego, en el caso de las tabletas hay otro componente positivo y es que conecta unos con otros, al contrario de los libros confinados. La desventaja es que, al tener Internet en la tableta, me salen comunicaciones continuamente y me despisto. A partir de ahora vamos a tener varios tipos de lecturas: una lectura de navegación muy superficial y esa forma de ojear se va a trasladar a la lectura de libros digitales. Y luego va a haber una lectura más pausada”. González recuerda la primera vez que leyó en un Kindle: “Subrayé una frase y el aparato me informó de que 17 personas en el mundo habían subrayado la misma frase. Me pareció muy potente e inquietante”. Él también alude a la necesidad de buscar un equilibrio. “La lectura profunda es fundamental porque te genera una capacidad de abstracción mucho mayor, te obliga a mantener un concepto a lo largo de muchas páginas. Si nos dedicamos solo al pimpam pimpam, nos devaluamos como lectores. Yo ahora me defino como un lector posdigital. Personas que hemos asumido esto y nos reencontramos con la lectura en verano y nos entregamos a una lectura más lujosa y placentera que cuando solo teníamos el papel”. De El Paìs- sociedad, noviembre de 2013

4 de noviembre de 2013

Etica Informàtica/Filosofìa de la ciencia y de la tècnica.

"Dime qué posteas y te diré quién eres" Una nueva disciplina conocida como Tecnología Predictiva es capaz de interpretar lo que ponemos en las redes sociales para adelantarse a nuestros deseos y ofrecernos desde ofertas hasta consejos para llegar a una cita Por Débora Slotnisky El film de ciencia ficción Minority Report está situado en 2054, en un contexto en el que el crimen fue erradicado en Washington porque como el futuro podía predecirse, los culpables eran condenados antes de delinquir. A más de una década del estreno de esta película protagonizada por Tom Cruise, es posible afirmar que algunos basamentos de esta obra se están haciendo realidad no en cuanto a la delincuencia, pero sí en relación a que las empresas pueden saber de antemano qué van a hacer sus clientes y consumidores. MUCHA INFO No estamos hablando de bolas de cristal ni trucos mágicos, sino de maquinarias informáticas y matemáticas que encuentran correlaciones entre observaciones y hechos dispares de miles de millones de personas. En definitiva estamos hablando de Big Data, es decir, soluciones que dan respuesta al crecimiento desmesurado de la generación de información, brindando estructura y explotando y ordenando datos de todo tipo como texto, imágenes, comentarios en las redes sociales y conversaciones telefónicas, entre otros, para que las organizaciones obtengan más información tanto sobre el mundo en general como sobre cuestiones muy específicas. Por ejemplo, Google puede predecir epidemias antes que cualquier institución especializada, al analizar las búsquedas de salud de cada región del mundo. El Instituto de Tecnología de la Universidad de Ontario, en Canadá, logró disminuir la mortalidad de los bebes prematuros con unas herramientas que permiten detectar los síntomas de los recién nacidos tempranamente, al correlacionar en tiempo real los datos provistos por los equipos de monitoreo y el diagnóstico médico. En el nivel local, Asociart ART descubrió que el 2% de su cartera de siniestros poseía una probabilidad judicial ocho veces superior al promedio de litigios potenciales. "Implementamos una solución que analiza todos los siniestros de nuestra cartera para conocer en detalle su propensión a la judicialidad. Esto nos permite realizar acciones preventivas, mejorar las estrategias de suscripción (segmentando entre casos con mínimo y alto riesgo) y mejorar la estimación financiera respecto de la pérdida esperada", explica Leonardo López, subgerente de Planeamiento y Organización de la empresa. En definitiva, las corporaciones pueden contar con predicciones muy precisas sobre nosotros, y esto es lo que se llama Tecnología Predictiva. La Tecnología Predictiva les permite, por ejemplo, ofrecer a los consumidores justo lo que ellos desean y, así, detectar oportunidades de negocio, incrementar sus ventas, fortalecer su imagen de marca y, por supuesto, aumentar sus ganancias. "Desarrollamos una solución llamada Prophet, que permite saber cuánto dinero recaudará un film que aún no ha sido estrenado. Para esto analizamos los comentarios que las personas ponen en Internet sobre la película en las instancias previas. Una vez que está en cartelera medimos, por ejemplo, los sentimientos de los tweets que hablan del film y lo traducimos en cantidad de dinero de recaudación para obtener así un resultado más preciso", explica Bernardo Huberman, senior HP Fellow y director del Social Computing Lab de los HP Labs, y agrega que esta misma tecnología se puede aplicar en cualquier otro campo, ya sea para saber de antemano cómo reaccionarán los consumidores ante un nuevo producto o para que los políticos y gobernantes conozcan los alcances de una manifestación que se está gestando. LA REVELACIÓN DEL MISTERIO ¿Pero cómo puede saberse lo que haremos? Para predecir el futuro, las soluciones tecnológicas investigan y extraen información muy detallada y precisa sobre lo que la gente habla en Internet, en especial en las redes sociales. Todo lo que las empresas saben acerca de nosotros y luego utilizan para anticiparse a lo que haremos surge de los datos que nosotros mismos volcamos de una u otra manera en la Red, casi sin darnos cuenta. Así es posible que un usuario después de quejarse varias a veces en el centro de atención al cliente de una determinada empresa, e incluso chequear los sitios de otros proveedores, reciba una promoción exclusiva con un suculento descuento. No se trata de una casualidad. La compañía sabe que este cliente está analizando cancelar los servicios y contratar a la competencia. "Los call center no dan abasto para atender las llamadas y los mensajes de los usuarios. Con estas soluciones es posible identificar a los clientes más importantes para atenderlos primero y determinar cuándo un usuario está a punto de abandonar la compañía, para retenerlo de inmediato. Para eso, lo que se hace es, por ejemplo, tomar las grabaciones de las conversaciones telefónicas con el centro de atención al cliente, pasarlas a texto y luego analizar el contenido", detalla Leonardo González Barceló, Latin America Big Data Sales Leader de IBM. A pesar de las conclusiones asombrosas que arrojan las soluciones que ya están en el mercado, Jeff Jonas, que es uno de los máximos gurús del mundo en tecnología analítica, actualmente IBM Fellow y Chief Scientist del IBM Entity Analytics Group, asegura que aún hay mucho por crecer al respecto. "El índice de precisión de las predicciones será mayor en el futuro, y el tiempo de respuesta de las empresas será aún más veloz. Incluso estará disponible no sólo para las organizaciones, sino para el usuario final. Por ejemplo, si dos amigos tienen previsto encontrarse en un bar, el primero llega, pero el segundo está demorado, ambos smartphones se comunicarán entre sí automáticamente y analizarán, en función del tránsito y la distancia, entre otras variables, un plan B para que ambas personas se encuentren cuanto antes, de manera tal que le avisarán a sus respectivos dueños de la situación, y le recomendarán opciones de bares para que ellos decidan a cuál dirigirse", adelanta el ejecutivo. EL GRAN DILEMA "No se puede predecir cualquier cosa, sino aquellos temas sobre los que la gente está hablando en el mundo online. Por eso tenemos que recordar que no todo es predecible, ya que hay personas que no están conectadas", aclara Huberman. Lejos de asustarnos por lo que las organizaciones puedan saber acerca de nosotros, los entrevistados recomiendan considerar y releer los términos y las condiciones de uso que cada empresa nos pide que aceptemos como contraprestación del servicio que nos ofrece, y esto abarca no sólo sitios, sino también aplicaciones móviles de todo tipo, incluyendo las de juegos y ocio, y las funciones que ofrecen las redes sociales. "Casi nadie lee este texto, y es ahí donde se especifica qué hará la empresa con nuestros datos personales, como venderlos o compartirlos, y con las interacciones que tengamos en este sitio de aquí en adelante para saber qué buscamos, entre muchas otras cosas", explica Jonas. El ejecutivo de HP coincide, y sobre la base de esta situación plantea una realidad: "Nada de lo que uno hace en la computadora queda entre el dispositivo y el usuario". El dilema está planteado: si hay información personal que no estamos dispuestos a revelar, entonces no podremos acceder a determinados servicios. Por el contrario, si volcamos todos nuestros datos en Internet, las empresas sabrán más sobre nosotros, y eso se plasmará en más servicios. Al ritmo en el que avanza la tecnología, quizás en 2054 los films similares a Minority Report ya no serán de ciencia ficción, sino basados en historias reales.. La Naciòn digital, noviembre de 2013