27 de enero de 2012

Filosofía: El discurso filosófico.

Desde la antigüedad, en el siglo V a.C, la filosofía se conforma como un discurso -un saber- y un vivir –una ética- particular. La filosofía, es, pero se ha olvidado o transformado en la modernidad, un estilo de existencia determinada. Esto lo vemos ya muy claro desde Sócrates y Platón: ambos planteaban que un filósofo era alguien que tenía un discurso y una vida en consecuencia. Dice Pierre Hadot: “desde Sócrates, la opción por un modo de vida no se localiza al final del proceso de la actividad filosófica, como una especie de apéndice accesorio, sino por el contrario, en su origen (…) El discurso filosófico se origina por tanto en una elección de vida y en una opción existencial, y no a la inversa. En segundo lugar, esta decisión y esta elección jamás se hacen en soledad: nunca hay ni filosofía ni filósofos fuera de un grupo, de una comunidad, en una palabra, una “escuela” filosófica y, precisamente, esta última corresponde entonces ante todo a la elección de cierta manera de vivir, a cierto deseo de vivir y de ser de cierto modo.”

Nos plantearemos, como niños sorprendidos, lo más básico, e intentaremos responder cuestionamientos tales como: 1) ¿Qué es la filosofía? 2) ¿Dóndé está? 3) ¿Cómo se manifiesta? 4) ¿Para qué sirve? La filosofía, en cierto sentido, siempre fue y será para todas las personas sin distinción: todos somos principiantes, más aún aquellos que estudiamos y hacemos de la filosofía nuestra profesión y modo de vida. Como señala Sócrates en la Apología de Platón: “Una vida sin examen no tiene objeto ser vivida”.