27 de diciembre de 2011

Etica Informática: "Qué sabe Facebook sobre mí?"

"¿Qué sabe Facebook sobre mí?" Al formularse esta pregunta, un estudiante de 24 años ha iniciado una batalla legal contra Facebook, que finalmente ha ganado, poniendo a la red social contra las cuerdas.

El estudiante de derecho vienés Max Schrems, encontró 1.222 páginas de Facebook, alojadas en un CD, con sus datos personales divididos en 57 categorías, como aficiones, gustos, opiniones religiosas, y un largo etcétera, tras insistir a la red social que quería toda la información que tenían sobre su persona.
Entre los datos, acumulados durante sus tres años en la red social, le alarmó que aparecieran informaciones y conversaciones que él mismo había borrado, pero que Facebook no eliminó definitivamente, si no que las siguió conservando en sus archivos digitales. "Cuando se elimina algo de Facebook, todo lo que sucede es que te lo esconden para que no lo veas", explica Schrems. "Cada vez que le escribes a otra persona, en realidad lo haces a tres, Facebook siempre está presente", advierte.

La red social analizó de forma sistemática todos sus datos sin pedirle su consentimiento, incluido su parecer cuando apretaba el botón "Me gusta" no sólo en la red social sino en cualquier página digital con ese "plug-in". "Facebook sabe más de nosotros de lo que la Stasi y la KGB (la policía política de la Alemania comunista y la Unión Soviética) sabía sobre cualquier ciudadano normal", reflexiona.

Schrems sostiene que lo que la empresa ofrece a sus usuarios (mediante una descarga) como su "archivo personal" no es toda la información que atesora sobre ellos, sino la que se ajusta a las leyes locales. Sin embargo, su insistencia a través de numerosos correos hizo que a él si le diesen toda la información. "Un error" que expuso a la empresa, sostiene.

El archivo fue la clave para que Max iniciara un pulso con el gigante de las redes sociales, que se prolongó en 22 reclamaciones ante el organismo irlandés para la protección de datos (DPC). Este acabó dándole la razón y, el miércoles pasado, publicó un archivo de 228 páginas, fruto de una auditoría, con los cambios que Facebook debería hacer. La sede internacional de Facebook (que agrupa a todos los usuarios salvo los de EEUU y Canadá) se encuentra en Dublín, lo que implica que la compañía debe cumplir con las leyes europeas de protección de datos, que son más estrictas que las estadounidenses.

Después de una investigación de tres meses por parte de las autoridades irlandesas, la red social se comprometió el pasado miércoles a mejorar la privacidad de los alrededor de 500 millones de usuarios que dependen de las oficinas de la empresa en Dublín.

Las mejoras que Facebook aplicará incluyen una mayor transparencia en la gestión de las informaciones personales, como impedir utilizar una imagen del usuario para fines comerciales sin su consentimiento y eliminar la información que la red social obtiene a través del botón "Me gusta", entre otros aspectos. También se limita el tiempo que Facebook puede conservar informaciones sobre la navegación del usuario, como, por ejemplo, las búsquedas que ha hecho y cuándo utiliza otros "plug-ins".

Dentro de seis meses, otro informe de las autoridades irlandesas evaluará los progresos y se hará también público para mejorar la confianza de los usuarios, algo que aceptó Facebook. Estas medidas, Schrems las califica de "un primer paso en un largo camino", aunque no ocultó su alegría porque se trata de cambios más importantes de los que se habían hecho en el pasado.

Pero ¿cómo es posible que estas mejoras en la protección de datos sólo se hayan producido por el empeño personal de un estudiante de 24 años? "Las leyes europeas son muy buenas, pero se falla en su aplicación. También es una cuestión de medios. La oficina irlandesa de protección de datos tiene 20 miembros y Facebook es un gigante que gestiona información de millones de personas", responde.

Schrems reconoce que Facebook "no ha abusado del enorme poder que le da tener semejante información sobre millones de personas. Pero lo problemático es que exista algo con tanto poder sobre la gente". Conservar y analizar semejante montaña de datos puede tener "un gran potencial para crear problemas", sostiene el joven austríaco, en caso de que se produjese, por ejemplo, una filtración por un ataque informático.

Aunque pueda sorprender, este estudiante no ha renunciado a su cuenta de Facebook, por un lado porque tiene a muchos amigos con los que perdería contacto, y por otro porque "es la empresa y no los usuarios la que tiene que cambiar", asegura.

Diciembre de 2011